Pregunta:
Sin embargo, ¿no deberían existir los niños con espíritus pacíficos y buenos, que nofueran afectados por el instinto inferior en su primera edad material?
Ramatís:
Sin lugar a dudas, que los hay, pero también se encuentran los dañinos y rebeldesdesde la infancia, que expresan violentamente los instintos hereditarios del linaje de su familia carnal,pero, más tarde, cuando son jóvenes esclarecidos, recuperan su dominio espiritual superior, sin llegar a causar desventuras ajenas. Gradualmente moderan sus pensamientos y sus emociones durante sujuventud disciplinada, llegando, algunas veces, a sorprender a quienes creyeron que, por rebeldes,jamás podrían reencaminarse para bien de su familia y la sociedad. Mas eso no sirve para conceder libertad en la época infantil, pues sólo el espíritu superior es capaz de sobrepujar, con ciertaanticipación, las malas influencias e instintos indisciplinados. Mientras tanto, como la mayoría de losespíritus encarnados en la tierra son de naturaleza primaria y fácilmente influenciables por loscaprichos, rebeldías e impulsos violentos, es sumamente imprudente criarlos sin un riguroso controlsobre su idiosincrasia instintiva. Existe en la tierra un viejo proverbio que dice: "La planta sólo setuerce cuando es nueva", y en la Indochina tenemos el equivalente: "Hijo mimado, hombredesnaturalizado."
4
Comúnmente, las tendencias de la ancestralidad animal subyugan al espíritu en la fase infantil,cabiéndoles a los padres poner en acción la más severa vigilancia a fin de ayudar a sus hijos paraque aprendan a vencer la faz imperiosa del instinto inferior.
Pregunta:
¿El amor que tenemos por nuestros hijos, y que por momentos les 'demostramos,puede incidir en perjuicio de sus instintos inferiores?
Ramatís:
Es necesario que los padres comprendan que deben ayudar al espíritu de sus hijos adominar el instinto animal, propio del linaje carnal y hereditario. Es muy peligroso que los padres sesientan atraídos por el encanto de sus bebés, que de esa forma, pasan a tiranizar el ambiente de lavida hogareña, bajo la visión contemplativa de los adultos. Los hijos necesitan de las experiencias ydisciplina impuesta por sus padres, en la fase infantil, a fin de frenar las manifestaciones instintivasque se traen de otra existencia y que comienzan a manifestarse desde la cuna. Sin lugar a dudas,que el amor desenvuelve las sublimes cualidades del espíritu, pero es la severidad y la autoridadpaterna, exceptuada de sentimentalismos peligrosos, lo que realmente ayuda a los niños a dominar sus impulsos inferiores.El cuerpo de carne, en forma de "caballo salvaje"
5
es un potencial de fuerzas heredadas delanimal y utilizadas para la formación de las especies primarias. Por lo tanto, es imprudente que lospadres y abuelos se sientan deslumbrados por sus descendientes, por el solo hecho de heredarles lafisonomía, el color, el porte y gestos personales. Con ese proceder les abren las puertas del instintoinferior, mientras el espíritu es arrastrado por el torbellino de la rebeldía en base a su frágil autonomíasobre el cuerpo carnal. La función principal dé los padres, durante la infancia de sus hijos, es reprimir,cuanto les sea posible, los actos de obstinación, brutalidad, despotismo y malas tendencias.
4
Nota del Médium:
Cierto amigo de la infancia, fue padre de dos hijos en su primer casamiento y por coincidencia, tuvocon su segunda mujer, dos niños más. La primera esposa, deslumbrada por los hijos vivaces, se reía de cualquier maldadocurrente de sus retoños, y jamás les hizo un gesto de reproche. Sus queridos retoños escupían en la cara de las visitas,atormentaban a las aves y animales, se apropiaban de los juguetes de sus compañeros, robaban y hacían cuanta maldad seles ocurría delante de la cara del abuelo, el cual era impotente ante la reacción irascible de la nuera. Cualquier reclamación,generaba odio, venganza y discusiones con la madre. Hoy, uno de ellos, con 23 años de edad y el otro con 19, cumplenpenas por robo de automóviles y falsificación de cheques. La segunda esposa, mujer espiritualizada, enérgica, disciplinada yesoterista, eliminó desde muy tierna edad todas las manifestaciones del instinto inferior, que se manifestaba en sus hijos.Los castigaba quitándoles las acostumbradas golosinas y los dejaba en penitencia, en un cuarto, sin compañía alguna,hasta que modificaran sus actitudes. Actualmente, Ñ. B. de 19 años, cursa el Tercer año de Medicina y M. E. de 21, escasado y contador de una firma respetable.
Los niños deben ser correctos en el hogar, pero disciplinados para poder sobrevivir ante elcontacto de la instintividad de sus compañeros desorientados, que se parecen a manadas deanimales incontrolables ante los primeros impulsos de rebeldía. Los instintos mal corregidos en unacriatura, se excitan por los estímulos energéticos, violentos y obstinados de otras criaturas rebeldes.Las noticias de los diarios demuestran que muchos jóvenes, aparentemente inofensivos o pacíficoshasta cierta edad, después se vuelven delincuentes por el simple hecho de alternar o convivir con
10
Agregar un comentario